Tiempo de amar,de dudar, de pensar y luchar,
de vivir sin pasado.
Pero el candombe no olvida,
y renace en cada herida
de palo del tambor, con alma y vida.
Flor azul en una lata,
relámpago de plata,
la vida no lo hiere ni lo mata.
Vuelve a amar y no se cansa,
la vida no le alcanza,
la muerte es una ingenua adivinanza.
Fuego verde, llamarada,
de tus roncos tambores del Sur,
techos de seda bordada.
Alfredo Zitarrosa
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